lunes, 16 de octubre de 2017

RODOLFO HÄSLER -Poeta-







Poeta cubano-catalán.
Gran trabajador y divulgador de la poesía continental en Barcelona.




POEMAS DE RODOLFO HÄSLER 


Collages: Alfonso Peña (Costa Rica)


I

Su paso entre el follaje sopesa el acierto,
es el modo de no dejarse atrapar,
quizá no tenga respuestas convincentes, nada que ofrecer,
solo un cambio de estación, un efecto cromático.


(En el espacio entre la rama y el aire,
este sobresalto cabeza de serpiente.)

(ENIGMA -Alfonso Peña)





II

Depurando la palabra que escupió en mi ojo,
una luz apelmazada en el centro de la estancia.


Es un guiño, por si no lo entiendes.




(NO SÉ SI AYER, MAÑANA...- Alfonso Peña)




III

Deja que la sombra se aposente en el cuerpo,
la sombra y su pronóstico más lengüilargo,
una parte insistente que actúa como un dardo,
un susto que arrincona a la urraca,
un chispazo de luz, pero no es luz.



(CALIGRAMA -Alfonso Peña)





IV

Masticó un sol entero para dejar un rastro,
una pisada en el patio, un jardín que reaparece en el libro,
- es tiempo de olvidar, eres abismo -
una orfandad dorada en el recuerdo, por eso no logra hablar,
solo graznar para indicar su nombre.


Ya la puedes atrapar, únete a ella,
su pico es voraz y se hunde en la insatisfacción.


(LUCES COMO SIGNOS - Alfonso Peña)





V

Bajé despacio al hueco de la renuncia
con el tiempo en contra golpeando su curso, una fiesta
musical, el dedo en la zarza desgarra el horizonte,
¿por qué no habla?

aún no, aún no, dicen los naipes,
una lámpara de aceite, un plato con agua, una flor,
¿bastará para evocar la calma?
no puedo verte, deja palpar tu sentido,

tomé una espina envenenada, ¡sangre, sangre!




(METALENGUAJE - Alfonso Peña)





VI

La duplicidad es un aguijón que se hunde en ti
y deja un hilo de oro corriendo por el cuello,
sopesa el equilibrio y cuenta una historia larga,
emite sonidos que no comprendes, qué lengua emplea,
su distancia no es servil, no administra el amor,
permanece siempre en ti, una escama de musgo
avanza por la cabeza, cae y duele,
la buscas.

(Alfonso Peña y Amirah Gazel)




VII

Sobrevolando Suiza

Trata de distanciarse pero el filo del ala pesa,
dijo golpe, pero puede que sea un ápice de naturaleza,
ayuda un viento viejo de primavera,
dijo golpe, pero mejor decir intento,
incapacidad, mi atrevimiento, no obstante, emprender,
volver a insistir con la llegada de abril,
un silbido en el paisaje es un asombro,
un milagro para quien lo quiera inventar,
dijo golpe,
dijo aliento.


(SAN JOSÉ BLUES - Alfonso Peña)





VIII

 (La palabra, una orden
bajo el filo de la sequía,
una azada disemina el rastrojo,
abajo las tumbas preservan el recuerdo,
te hundes)

 (La palabra urraca,                                                      
la palabra empuja lejos un sonido,
pie, gazza, Elster,
un sonido ensordecedor se antepone a las horas,
la página consume la tinta de la respuesta)



*****



AUTORRETRATO CON VUELO DE AVE. 

DIARIO DE LA URRACA, DE RODOLFO HÄSLER


Por:  José Ángel Cilleruelo

"Tengo una urraca que lo mira todo", éste es el primer verso del Diario de la urraca (cuaderno paulista), obra de Rodolfo Häsler (1958), poeta cubano-suizo que reúne en su biografía una aversión a las fronteras que se ha convertido en signo de su poesía. Infatigable viajero —este libro es un ejemplo—, del espacio, pero también del tiempo. Su obra concierta referentes de las civilizaciones antiguas, de la mitología clásica occidental y de la popular de tradición oriental, culturas del norte y del sur. Ningún símbolo, se diría, le es ajeno. Es más, en su forma de pensar, cada significado es la acumulación de cuantas referencias culturales han sedimentado en él al paso de las civilizaciones. Unos versos de un poema anterior, Sueño del obelisco, se leen como emblema de su poesía: "No dejarás de viajar, barrido por el viento, de Delfos/ hacia Egipto, Persia, hasta el ojo de Varuna, Surya,/ el que todo lo ve". Esta acumulación de significados, en ocasiones como en estos versos, aparece de manera explícita, pero en la mayor parte de sus poemas está asimilada a una forma de mirar lo concreto, donde prende su escritura. Uno de los Poemas de la rue de Zurich (2000) da la clave de esta poética: "El espíritu del génesis se eleva a partir de lo tangible / y no concibes la vida sin alabanza ni regeneración". 
 
Dicho de otra manera, la mirada poética renace en cada visión. En São Paulo, la gigantesca urbe brasileña, la génesis provocada por lo contemplado se encarna en una urraca, "quizá un azar /… / sobre un montoncito de hierba de Ibirapuera". La urraca es una ave con claras reminiscencias medievales. Algunos elementos simbólicos del libro la acompañan en este cometido: torre, castillo, hoz. Son algunos de los referentes con los que Rodolfo Häsler inicia su particular camino de comprensión poética de la megaciudad. Que, paradójicamente, empieza "en el café Brahma", de espaldas a las imágenes de la realidad, escondiéndose de ellas. Acaso por una razón nuevamente paradójica: "Todo es revelador".

La urraca "que todo lo mira" está "ciega". Aquí se produce el arranque simbólico de este Diario de São Paulo, que va a marcar el recorrido poético del libro.
El ave es lo "tangible" de la visión ("la urraca levanta el vuelo al mínimo aspaviento") y al mismo tiempo el significado de lo observado ("Al ver a la urraca supiste cuánto se puede/ amar").
Es encarnación del poeta ("¿Qué luce en su cabeza?" empieza preguntándose la anotación sobre "El poeta") y también su memoria ("Una frase atrevida…/ convoca la cosmología de la urraca"). Pájaro que sobrevuela la ciudad en la primera sección y símbolo del "seco tiento de la ceniza" en la segunda.

Con estas claves, paradójicas y ambivalentes ("la duplicidad es un aguijón que se hunde en ti"), los poemas desgranan el laberinto de referencias que São Paulo convoca en Häsler.

A diferencia de los cronistas convencionales de la ciudad, que recurren a la estampa descrita como marca y a la colección de postales como encadenamientos de la experiencia, el Diario de la urraca muestra los entresijos ocultos de la aventura interior, símbolos y memoria entrelazados, del recorrido ciego hacia el interior de quien ha salido a ver al exterior, un héroe de una épica devastada que solo encuentra vestigios en el vuelo huidizo de una azarosa urraca. Al mismo tiempo "palabra", "luz" y "cuadro"; es decir, autorretrato, pensamiento e imagen.